Historia y tradición

En el caso de Bullas no es fácil rastrear documentalmente los orígenes y la evolución de la musical popular, dado su carácter fundamentalmente oral y consuetudinario, aunque a veces los archivos nos revelan alguna pequeña pista, como en el caso de las Ordenanzas Municipales de la Villa de 1790, donde se prohibía y castigaba, entre otras muchas cosas, lo siguiente:

«… que ninguna persona salga de música por las calles sin que preceda Licencia de la Real Justicia bajo la pena de trescientos maravedís a cada uno aplicados por tercias partes a Cámara de Su Majestad, Juez y Fábrica de la iglesia…»

La dificultad investigadora se acrecienta además por la propia discontinuidad de las tradiciones y de los grupos festivos que las encarnaban. Es cierto que en Bullas tenemos testimonios y precedentes más o menos recientes de bailes, músicos, grupos y rondallas, pero salvo el caso excepcional de los auroros de La Copa, no existe una tradición musical popular antigua y consolidada como la que podemos encontrar en otras zonas cercanas, principalmente los campos y pedanías de Lorca, Caravaca y Moratalla. En este sentido hay que reconocer la impagable labor del Grupo Folklórico Nuestra Señora del Rosario, que durante años ha contribuido a mantener viva la llama de la tradición musical en nuestro pueblo.

A la hora de aproximarnos a las músicas tradicionales de nuestro entorno, creemos que la primera cuestión que se debe plantear es la diferenciación, no siempre clara o bien explicada, entre los denominados “animeros” y los “auroros”, dos grupos bien definidos en sus respectivos usos, fines y repertorios.

A nivel local, esta cuestión ha sido un poco más compleja debido sobre todo a que primero en Bullas y luego en La Copa han sido las mismas personas las que han desarrollado las actividades y los ritos propios de uno y otro grupo, sin hacer explícita distinción alguna y dando lugar a una curiosa hibridez ritual que nosotros también hemos querido mantener.